Como empresario, gerente, mando intermedio, líder de un equipo, o desde cualquier otra posición con responsabilidad en una organización, no me cabe la menor duda de que entre tus prioridades absolutas, entre los objetivos marcados en rojo en tu agenda, está lograr la mayor rentabilidad y productividad posible. Esta es, sencillamente, la razón de ser de cualquier organización. Y lograrlo, como ya sabes y experimentas a diario, se ha convertido en una tarea extremadamente compleja.
De esta complejidad podríamos culpar fácilmente al momento histórico que vivimos. Sin embargo, hacer eso significaría poner la responsabilidad de lo que nos ocurre fuera de nuestro control, una estrategia que, aunque tentadora, solo sirve para excusar las dificultades con las que debemos lidiar. Los expertos han bautizado este contexto incierto como entorno BANI (Brittle, Anxious, Nonlinear e Incomprehensible; o lo que es lo mismo Frágil, Ansioso, No Lineal e Incomprensible). Es un escenario que reta constantemente nuestra capacidad de adaptación cognitiva.
En este nuevo tablero de juego, la tecnología, el conocimiento y los procesos se han convertido en activos fácilmente accesibles para cualquier empresa. Han dejado de ser las claves únicas para obtener una ventaja competitiva, precisamente por su accesibilidad universal y porque hoy son meros factores "higiénicos": obligatorios si queremos competir, imprescindibles si queremos simplemente existir como organización.
Entonces, ante este escenario de igualdad tecnológica, ¿qué es lo que SÍ puede darnos esa ventaja competitiva real? ¿Qué puede ayudarnos a crear nuestro propio “Océano Azul”? La respuesta es tan evidente que, paradójicamente, suele pasarse por alto: LAS PERSONAS. Ellas son el engranaje esencial, el sistema nervioso de cualquier organización, sin el cual no es posible su existencia ni su evolución.
El Bienestar Organizacional, o cualquiera de los diversos nombre que se le atribuyen, se ha posicionado como uno de los temas más recurrentes en el mundo corporativo actual. En algunos casos, nace de un interés y responsabilidad genuinos y sinceros de la organización hacia las personas que la integran (y, spoiler: estas empresas son las que están cosechando mayor éxito sostenible). En otros casos, lamentablemente, tan solo es una cuestión de modas, de seguir la tendencia del mercado, sin llegar a comprender realmente el profundo impacto y el beneficio estratégico de preocuparse e invertir en el bienestar de la organización y de sus equipos.
Sea cual sea la razón que impulse la iniciativa, los datos de diferentes instituciones y estudios científicos lo dejan claro: INVERTIR EN EL BIENESTAR DE TUS EMPLEADOS MEJORA DIRECTAMENTE LOS RESULTADOS EMPRESARIALES.
Independientemente del número de informes, y de la variedad y reputación de las instituciones que los presenten, la lógica es aplastante: cuando el ser humano se encuentra en un estado de bienestar integral, su rendimiento mejora en todos los ámbitos, permitiéndole liberar su máximo potencial cognitivo y creativo.
Para entender esto, debemos mirar a nuestra biología. Al cerebro humano, a nuestro cerebro, se le introdujeron en su código primigenio, en su “prompt”, dos instrucciones muy básicas que sigue con precisión milimétrica desde hace miles de años para asegurar nuestra supervivencia:
- Alejarse del dolor (Respuesta de amenaza).
- Acercarse al placer (Sistema de recompensa).
Combinando estas dos instrucciones biológicas, es lógico deducir que los entornos laborales en los que el ser humano no encuentre bienestar (placer, seguridad psicológica) no serán de su preferencia. Su cerebro, de manera inconsciente, intentará "alejarse de ellos" (del dolor) mediante el absentismo, la rotación o la "renuncia silenciosa". Esta es la justificación empresarial definitiva: a mayor Bienestar Organizacional, mayores y mejores resultados, porque estamos remando a favor de la biología humana, no en su contra.
Desde un punto de vista más humanista, vivimos en una época que está suponiendo grandes retos para nuestra especie. Quizá no sean mayores o menores que en otras épocas previas de la historia, pero sí son cualitativamente muy diferentes y desafiantes para nuestra mente. Los casos de enfermedades mentales y agotamiento (burnout) se han disparado y, aún más importante, se han visibilizado. Hoy son parte central de la agenda y las preocupaciones de gobiernos e instituciones públicas, que ya impulsan iniciativas para atajarlas.
Las organizaciones —empresas privadas y organismos públicos— tenemos la capacidad, y ante todo la RESPONSABILIDAD, de hacer de este mundo un lugar más amable y confortable. Tenemos el deber de crear entornos de Bienestar Organizacional que faciliten y catalicen el bienestar de nuestros colaboradores. Pasamos un tercio de nuestro día, y la mitad del tiempo que estamos despiertos y conscientes, en el entorno laboral. Este dato evidencia el impacto masivo que tienen las organizaciones en la salud mental y el bienestar personal de la sociedad.
Ahora bien, es crucial hacer una importante distinción: “NO SE TRATA DE HACER FELICES A LOS EMPLEADOS DE FORMA ARTIFICIAL; SE TRATA DE CREAR ENTORNOS FÉRTILES DE BIENESTAR ORGANIZACIONAL QUE FACILITEN EL BIENESTAR PERSONAL, PARA QUE CADA EMPLEADO DECIDA CÓMO SER FELIZ. ES ENTONCES CUANDO SE PRODUCE UNA SIMBIOSIS, QUE HACE QUE EMPLEADO Y EMPRESA GANEN.”
Para aterrizar esto, el modelo PERMA, propuesto por Martin Seligman, pionero en el campo de la psicología positiva, nos ofrece una hoja de ruta con cinco pilares que definen el Bienestar (Seligman, 2011):
- Positive emotions (Emociones positivas): Sentirse bien, cultivar la gratitud y el optimismo realista.
- Engagement (Compromiso): El estado de flow; estar totalmente inmerso en una actividad donde el tiempo vuela.
- Relationships (Relaciones): Estar conectado genuinamente con los demás, construyendo redes de apoyo y confianza.
- Meaning (Propósito): Dar sentido a la existencia; sentir que nuestro trabajo contribuye a algo más grande que nosotros mismos.
- Achievement (Logro): Sentirse realizado, competente y satisfecho con las metas alcanzadas.
Todos estos pilares tienen que ver con la mirada hacia dentro, con estar conectado/a con mi esencia para tener un conocimiento profundo de mí mismo/a. Desde esa posición de autoconsciencia es desde donde puedo elegir libremente quién soy en este momento y quién quiero ser en el futuro, también en el profesional.
Esa mirada introspectiva, además, me permite gestionar de manera más adaptativa lo que mi cerebro me dice que está ocurriendo en el entorno (recuerda, en el contexto BANI), haciendo una lectura más positiva y resiliente de él, aumentando así mi propio Bienestar.
En Lidera Tu Cambio, tenemos como misión activar el potencial de las personas para impulsar los resultados de las organizaciones. Lo hacemos facilitando espacios de reflexión y herramientas prácticas en todos los niveles organizativos, combinando Neurociencia, Coaching y Mindfulness. Nuestro objetivo es construir culturas de Bienestar sólidas que se traducen en más productividad, más compromiso y mejores resultados financieros y humanos.
Nuestra sociedad avanza tecnológicamente a ritmo exponencial, lo que nos permite superar retos impensables hace tan solo unos pocos años y tener una calidad de vida potencialmente mejor que nunca antes en la historia. Sin embargo, la tecnología es solo la herramienta. Es el momento de poner el foco donde realmente importa: en las personas.
La tan nombrada Transformación Digital, comienza inexorablemente por una Transformación Cultural de la organización. De otra manera todos los intentos de transformación digital terminarán de la misma forma, en un fracaso.